Saben los Félix de Azúa de este gran país llamado España que para ser trending topic y despertar a las fieras hace falta escandalizar al personal. Saben también que el personal ya no se escandaliza fácilmente y tal cual haría un mercenario sin escrúpulos, recurren al insulto desesperado. Es un tiro seguro. O no.
A veces el insulto va cargado de rabia y miedo. Miedo a perder la poltrona en un status quo con olor a rancio que se les antojaba intocable y que ahora hay quien osa hacer tambalear. Rabia porque finalmente se han dado cuenta de que sus penes son irrelevantes. A pesar de lo que les hicieron creer, no despiertan envidias freudianas ni son el oscuro y diminuto objeto del deseo de nadie.
Que aprovechen ahora, porque les auguro un futuro mediocre. Saben que esta señora a la que menosprecian por miedo y rabia, pasará a la historia y que, sin embargo, nadie hablará de ellos cuándo estén muertos.