Karmanavirus

Sentí vergüenza ante la disyuntiva de tener que comprar el último paquete de papel de wc. Lo de papel higiénico suena mejor pero yo siempre me he limpiado con papel de water y no voy a pretender algo que no es, precisamente ahora, en momentos apocalípticos, cuando el juicio final podría poner las cosas en su sitio. Y como no podía, o no quería, sumarme a la histeria colectiva me conformé con un surtido de pañuelos de papel, que estoy segura que cumplirán con esa misma función sin problemas.

El juicio final. Redención o condena. No es justo. ¿No lo es? Tengo mis dudas. De momento el Coronavirus se ha presentado sin avisar, bueno, esto sería discutible, digamos que avisó que vendría pero no preguntó primero si sería bienvenido. Lejos de ser injusto, el Covid19 trae un cargamento de justicia poética. Esto de actuar sin pedir permiso no es muy capitalista, aunque los liberales, hablando en términos económicos, digan lo contrario. Lo que piensan realmente no lo sé. Y me importa una mierda, la verdad. El capitalismo es injusto. El coronavirus, no.

Lo que pasa es que el coronavirus es más democrático que el hambre y que la pobreza, casi anárquico, y mucho menos nocivo, excepto para aquellos que están comportándose como retrasados emocionales. Muchos de ellos tienen miedo al karma que han labrado durante años con el discreto encanto de su posición privilegiada. Con malas artes, removiendo mierda en las cloacas del sistema. No hay suficiente jabón para lavar esas manos tan sucias. Y están aterrados.

Quedarse en casa. Con la conciencia tranquila. Sabiendo que te puede tocar a ti pero desde una perspectiva meramente científica no es aterrador. Es realista. Las ególatras muestras de irresponsabilidad y desprecio hacia la comunidad son producto de la pobreza moral y del sálvese quien pueda. Sin mirar atrás. Ellos y ellas saben que el karma lo tienen perdido. Ahora van a por el resto.

¿Y nuestros políticos? Démosles una oportunidad. Nos lo merecemos. A estas alturas de la película nos hemos ganado el derecho a que demuestren su incompetencia para gestionar la situación. Igual la próxima vez que nos llamen a las urnas ( y los maderos no nos den una paliza) entenderemos que el pensamiento mágico no tiene cabida cuando votamos a las personas y partidos que deben administrar el dinero de la comunidad y tomar decisiones, en este sentido, que nos afectan a todos y a todas.

1 comentari

  1. R.A. ha dit:

    Genial,genial…

    M'agrada

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