El regalo de mi vida

Señores pasajeros, abróchense los cinturones de seguridad porqué vienen turbulencias. ¡Vamos a hablar del regalo de mi vida! Eso significa que estamos entrando en aguas pantanosas y será una misión casi imposible salir indemne de este “fregao” en el que yo solita, sin la ayuda de nadie, y por voluntad propia, me he metido. Los…Més

Humor marrón tirando a gris

Son las cuatro de la tarde y acabo de perder el tren. Por un minuto. Lo veo alejarse mientras me recompongo, con las manos apoyadas en las rodillas y la cintura doblada. Tomo aire y miro a mi alrededor, a ver si localizo la cámara y al actor principal al que tendré besar, porque os…Més

La película de mi vida

Se abre el telón, aparece un pelirrojo enseñando el trasero. ¿Título de la película? El cañón del colorado. Toda la vida pensé que esta película existía de verdad, que era un western de esos con música de Henry Mancini y un elenco de “buenos, feos y malos” actores, barbudos y arrugados por el sol, que…Més

El hombre de mi vida

Eres el mar cuando se enfada, eres la noche iluminada, eres como el río que va regando el amor mío agapimú, agapimú, agapimú Manolito       Pues sí. El hombre de mi vida se llamaba Manolito. Y era de Madrid. Y si hablo de él en pasado no es porque ya no sea el hombre de…Més

Ajá, ajá

—¿Si? — dije. Y automáticamente, cerré los ojos. Quería focalizar todos mis sentidos en uno. Pero la verdad, no entendí nada de lo que me estaba contando la voz que había al otro lado de la línea. A veces me olvido de que estoy medio sordo, cada vez más. Sobre todo, estos días, encerrado aquí…Més

La boda de mi vida

Antes, de joven, no me gustaban las bodas. Ahora, tampoco. Pensaba que eran aburridas, que la novia estaba más fea que nunca y que por mucho empeño que uno pusiera en dotar al evento de personalidad propia, el resultado siempre acababa siendo una horterada. Productos de serie con novias de blanco, o no, pero que…Més

Madre no sólo hay una

Dicen que madre no hay más que una. Discrepo. Como madre y, sobre todo, como hija, discrepo. Tardé años en darme cuenta de que eso no es así, de ninguna manera.  Las monjas de mi escuela, desafortunadamente llamadas madres, o hermanas, eran un poquito villanas. Si lo pensáis bien¿que se puede esperar de esas mujeres…Més